Al analizar las características distintivas de la web como tanto como medio de trasnmisión de información y modo de reacionarse entre las personas, salta a la luz su principal razgo: la posibilidad de participación. Ésto, que a priori puede parecer algo minúsculo, es en realidad uno de sus principales sostenes. El hecho de que las personas -ahora devenidas en usuarios- puedan, a golpe de click, construir contenido en colaboración con otros, en tiempo real y sin necesidad de compartir espacio físico, permite una revolución en lo que a la producción y difusión de información se refiere.
En un principio, la web concetraba las relaciones de forma unilateral. Así, la llamada "web estática" permitía al usuario la lectura de documentos, y su producción quedaba restringida a empresas o personas con conocimientos y recursos puntuales. Llegada la Web 2.0, en cambio, internet experimenta un giro hacia la interactividad, la colaboración, la creación de contenidos por y para el usuario.
En ese sentido, el futuro de internet, la Web 3.0, toma aquellos elementos y los exprime hasta su máxima expresión. La convergencia digital entra en el panorama para que la web no se limite a computadoras. Lo que realmente importa en la internet actual es que cada uno tenga la posibilidad de generar contenidos desde cualquier lugar, en cualquier momento y con infinidad de dispositivos; importa que con buenas ideas y las herramientas adecuadas, las limitaciones se rompen.
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